Sus besos acunaron mis penas, mis risas, mis lágrimas, mis miedos de mi niña, mi lujuria de mujer, y fueron el refugio dulce de mi alma, que también sin saber por que, se encontraba tan plácida bajo su abrazo. Y sólo por instantes curiosos me pregunto ¿qué pensará su boca de mis besos??? Entonces mi alma me responde, mejor no saberlo, disfruta del sabor de su boca en la tuya, pero no preguntes, porque cada uno siente sus besos de la forma que le retumban en su alma, y si alguien no quiere compartir los despojos de su alma, mejor no preguntar, mejor imaginar y sentir la dulce mentira que aquellos besos que todavía no sé, pero me gustaban.
Me siento honrada por haberlos recibidos, por haberlos compartidos, aunque también sé, que nunca fueron besos de amor, ni siquiera del alma, ni siquiera muchas veces pasionales, ni siquiera deseados, ni siquiera cómplices, no sé todavía por que, pero me gustaban.
Y ahora es tiempo de sacar la llave de la cajita del alma, abrirla e ir guardando todos esos besos, envueltos y revueltos en tantas sensaciones, en muchas risas, algunas caricias, alguna que otra lágrima y un dulce hasta siempre, y de nuevo mi curiosidad marchita piensa ¿habrá guardado mis besos en su cajita?
Dedicado a tod@s los que dieron, recibieron y disfrutaron de los besos.
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