Padre

El domingo recibí una noticia triste. El padre una buena amiga había dejado este Mundo.


Me dolió, me dolió en el alma, porque era un hombre bueno, tan unido a su familia...me dolió porque no me enteré a tiempo y no pude acompañarlas en su dolor , a mi amiga, su madre, su hermana..., me dolió el pensar los duros momentos que pasa una familia para empezar de nuevo un día a día. Y desde entonces pues no he parado de pensar en lo horrible que se nos hace, el saber que no volveremos a ver ( o si pero eso lo dejamos para otro momento) a una persona que quieres, con la que has pasado mucho tiempo...y de repente se nos va.


Perder a lo que más se quiere, de donde venimos, nuestra esencia, nuestros padres. Y a mi se me hace tan extraño poder imaginar ese dolor de padre, porque nunca lo he tenido, porque nunca lo he querido.


Y ahora cuando veo a mi hijo con su padre, que pena tan grande, saber lo que me perdí, a ese hombre que nunca quise, con el que no tengo ningún vínculo más allá del sanguíneo y el apellido, ese padre, que según las creencias budista, yo elegí, vaya tino que tuve.... lo siento Padre, pero despues de 31 años, nunca te he sentido ni querido como se quiere a un padre.

Cuando alguna vez de más joven, he pensado el por qué se desentendió de mis hermanos y de mí, siempre pensaba, que quizá de conmigo fue más facil, porque a lo mejor a mi nunca me quiso como hija, pero ¿y a mis hermanos? que si vivió varios años con ellos. ¿Acaso se puede ver crecer a tus hijos y no amarlos? ¿Acaso se puede querer a tus hijos y de la noche a la mañana hacer como si no existieran..? Son cosas que nunca llegaré a entender... Y cada vez me cuesta más comprender, como es que hay padres y madres que pueden enterrar el amor de un hij@ y seguir con sus vidas. Me parece abominable y horriblemente triste, no solo del lado del hijo, que es el que yo he vivido, tambien como el de padre.

Gracias al gran amor de nuestra madre, que rellenó esa carencia como pudo, que nunca nos habló mal de él (ya de mayor no hizo falta, y que toreó como pudo la alguna esporádica visita del señor llamado padre. Y volviendo a la niñez, recuerdo como ayer las veces que estuve con él: Una vez que me llevó al fútbol, una vez a comprarme ropa a la Cruz de Humilladero y otra al Corte Inglés, una Nochebuena a traerme un regalo, el día de mi Primera Comunión que apareción con un ordenador, a almorzar a una pizzeria del Paseo Reding y una vez a un Parque Acuático, esta vez con hermanastras incluidas. En fin que aquí se resume un papel de padre, porque no voy a contar los encuentros desagradables o fortuitos ya de mayor, o veces que hayamos coincidido y ni siquiera me haya conocido.

Señor Padre de hijos no amados, no hace falta decirle, que esto no es ser padre no??

Y sigo sin poder ponerme en la piel de estos padres que por desgracia, mi caso no es ni mucho menos excepcional, viven dandole la espalda a hijos y ya en mi caso hasta nietos...

¡Qué pena que mi niño no tenga abuelo al que querer! Pero señor Padre, qué pena no poder amar a tu nieto!!!

No quiero hacer de mi relato una simple protesta y desahogo, por todos los padres que realmente nunca lo han sido. Quiero hacer destacar a todos los otros muchisimos hombres maravillosos que a su forma, con toda su alma, aman, cuidan y protegen a sus hijos como mejor saben. A tantos padres que aunque sus hijos no lo sepan, o no los valoren como tal son una cosa tan grande como es Un Padre.

Y bueno, es normal que con el "padre" que me tocó, pues sienta como más fuerte la cosa del amor de madre, pero buceando en mis recuerdos he notado la necesidad que tuve de figura paterna y guardo muchos recuerdos de padres de los de verdad, otros padres, que a pequeños ratos y sin ellos ser conscientes hicieron tambien de padres mios.

Recuerdo como el padre de una amiga nos llevaba al colegio en su coche cuando llovía, a mi tio Pepe que nos llevaba en su coche a la playa, a mi otro tito Pepe que nos llevaba a pasear, a comprarnos chuches, a tomarnos una Coca Cola, y a Pepe, el padre de mi amiga, que nos ha dejado, cuando nos hacia la cena ¡ un paquete entero de salchichas!y venía a recogernos cuando empezabamos a salir por las noches.

Entonces comprendí porque no puedo parar de pensar en Pepe, y me ha dolido tanto su ida, porque sin nisiquiera él o yo saberlo, fue un trocito del padre que me faltó.



Por eso amiga, debes sentirte afortunada aunque te duela, que tu padre ya no esté, y quédate con todo lo que te quiso y tantas vivencias (buenas o malas) que solo un padre puede darte. Gracias por haberme dejado entrar en tu familia, que pese a que no la vea hace mucho, la siento tambien mía.

Dedicado a todos los hombres que tambien sean Padres.

Buceando en mi niñez.

Desde que he sido madre, es curioso que tengo mucho menos tiempo para hacer cosas que antes hacía, que me parecian tan imprescindibles y ahora ni me acuerdo...pero por otro lado tengo más tiempo o más necesidad, mejor dicho, de darle vueltas a las cosas, de retroceder en mi vida, de verme de niña, de revivir momentos ya casi olvidados y sobre todo de buscar por ques, conexiones... Como me dijo mi amiga Silvia,de comerme demasiado la cabeza, pero es que, la verdad me sienta tan bien.

Desde la entrada sobre mi abuela María, la idea de escribir y a la vez de homenajear a mi abuela Dora, me ronda por la cabeza, me andaba la idea pero no conseguía darle forma. Quizá era porque tengo tantos buenos recuerdos de ella... Sin embargo, hace ya varias noches, mientras nos duchabamos mi niño y yo, el sonido y la sensación del agua caliente de un cubo deslizandose por mi espalda, me hizo volver a mi niñez, cuando mi abuela me lavaba con un jarro..., parecía que estaba allí, en el pequeño cuarto de baño de su casa, que tambien era una tienda y adonde me encataba estar de niña.

Fue como si los cubos con los que nos bañabamos para economizar el agua, me adentrasen en mis sensaciones de pequeña, era como si estuviese viendo una película, el escenario era la tienda de mi abuela y las protagonistas, mi abuela, mis primos y yo ....cuando nos frotaba con un jabón que olía a gloria, y cuando le protestabamos porque el agua estaba muy caliente...

El mundo de las sensaciones seguía abierto, olía el puchero en la cocina, veía su teléfono negro colgado en la pared, la jaula dorada del pajarillo colgada en el salón, su cama ,sus ojos, sus manos..., y sobre todo su voz, su acento granaino y su olor de abuela, a jabón y talco, a limpio, a cariño...

Gracias abuela, por haberme dado tan buenos momentos.

También le doy las gracias a mi madre, por haber permitido que no perdiese el vínculo con mi familia paterna, porque todos estos recuerdos y sensaciones hoy no existirian.

Ella fue una mujer valiente y emprendedora de su época, su vida no tuvo que ser muy facil, enviudó muy joven, trabajó muy duro para sacar a sus hijos adelante, perdió una hija y despues un nieto pequeño. Pero pese a todo siempre fue una abuela ejemplar. De esas que disfrutaba de estar con todos sus nietos,de las que le decía a tu madre :dejalá conmigo, que siempre te comía a besos y te traía un regalo en tu día. También un poco de las antiguas que les hacía feliz verte comer hasta reventar y se le escapaba un grito cuando ya estabamos aborotando demasiado.
Cuando murió, yo aún era pequeña, no pude verla, ni despedirme, no recuerdo cuando la vi por última vez, ni su último beso..., pero si recuerdo la sensación tan extraña, cuando fui a la casa de mi tia y ella ya no estaba, la eché de menos, no podía comprender que ya no estuviese..., recuerdo que mi tia me acostó en su cuarto, todo estaba como ella lo había dejado, seguía oliendo todo a mi abuela, recuerdo que le "hablé", por si acaso se enfadaba porque yo estaba en su cama, tuve miedo, pero ahora recuerdo como un momento precioso el haber dormido con su olor...

Es verdad que el ser madre te cambia en muchas cosas, casi todas maravillosas, y hoy tambien quiero darle las gracias a mi hijo por ayudarme a bucear en mi niñez.