24 horas en el Hospital

Sólo fue eso un día, pero parecieron semanas..., estar inmersa en ese ambiente de dolor, miedo nervios y cansancio de madres y niños, allí metidos, ellas en butacas rompe riñones y ellos en cunitas de cristal.

Los días previos al ingreso ya teniamos a los nervios de inquilinos. Estabamos alterados irritables, nerviosos, esa sensación de motor arrancado dentro del estomago fue mi compaña. Y el peque no era ajeno a que algo raro pasaba. Yo le explicaba lo que sabía del proceso, le abrazaba y le explicaba que no podía evitar estar nerviosa. Creo ciertamente que comprendia todo, y se me partía el alma cuando me contestaba:-Si mamá.

Cuando llegamos al Hospital, tras verlo el cirujano, llegaron los nervios en forma de ola de calor, de sequedad en la boca y suspiros de abuela. Había que hacerle una analítica, me horrorizan las agujas,pero como cualquier madre hubiese cambiado el bracito de mi niño por el mío gustosa. Le pedí a su padre que lo acompañara, yo no me veía con valor. En la sala de espera le explicamos lo que le iban a hacer y tras cerrarse la puerta, yo esperaba el llanto de mi niño y la voz de consuelo de su padre, pero solo llegó el silencio y el latir del corazón en mi garganta..., al abrirse la puerta mi niño diciendo adiós, un padre alucinado y una enfermera felicitando a padre e hijo. Ni se había movido. Gracias papá por darle todo el apoyo que necesitaba.

La cosa había empezado con buen pie, pero sobre media mañana y por mucha explicación previa, el pobre peque empezó a pedir primero agua, despues pan y cuando el llanto lo dominó, su mayor consuelo, teta.

¡Qué lastima de mi niño! Hubo más de una vez que estuve tentada a darle, pero llegados a este punto, lo mejor era aguntar el chaparrón. Y de nuevo el temple de papá, mientras el peque lloraba sin consuelo, lo cogió, lo meció y tras un rato y ya vencido por el llanto y el sueño, se durmió...,pobrecito, lo pusimos en el carrito mi angelito estaba agotado.

Durante la siesta del peque, almorcé como si estuviese en una contra reloj, y solo pedía que el pobre no se despertase.

Así llegó el momento de bajar al quirófano, el celador, un chico de lo más amable, nos dejó bajarlo en el carrito para no despertarlo. Una vez en la ante sala del quirófano, y tras hablar brevemente con anestesista y cirujano, llegó el momento más duro, ver como se llevan a tu niño...-Me lo llevo en brazos para que no se despierte. Nos dijo amablemente el celador con una sonrisa tranquilizadora.

Y allí nos quedamos petrificados por los nervios, hasta que de nuevo el celador nos indicó el camino a la sala de espera. Ahora ya si que estaba a punto romper a llorar, era muchos nervios y miedo, tenía miedo, sentí el frío del quirófano y volvieron a mí los fantasmas de la cesárea, ese frío en el alma, ese llanto del corazón...

Nos sentamos a esperar y las lágrimas me brotaban como chorros, pero en silencio, Fernando me abrazó, y me dijo que no llorase que pensara en positivo para transmitirselo a Alexis que estaba muy cerca nuestra. Sus palabras y las tantas gotas de flores de Bach, me hicieron recomponerme y pensar que ya quedaba menos, que era una intervención muy simple, un quiste sólo eso un quiste...

Al salir de mi burbuja, observé la sala, estaba atestada de gente, algunas sentada, otras que se movía de acá para allá, un señor que roncaba a nuestro lado, hablaban..., y sentada ví y sentí a unos padres destrozados de dolor, rodeados por un corro de familia que a mi parecer más que arroparlos lo que hacían era incordiarlos...eran más de 25 personas con esos padres que despues supimos que tenian a su hijo con problemas de corazón, la operación era grave, y las horas tras la intervención cruciales, esos padres que tenían sus cuerpos allí sentados, no sé donde estarían sus mentes y sus almas...,eran como zombies mareados por tanta gente que nerviosos y parlanchines solo se aquietaban cuando el cirujano o el cardiologo salían del quirofano para traer novedades.

Hasta ese momento me rondaba el remordimiento por no haber avisado a la familia de la operación de mi gordito, pero al ver la estampa de aquella familia , me reconforté pensando del mal rato que les ahorramos y de los nervios de abuelas, tios y tias, que nos ahorramos nosotros de sufrir. La gravedad de las intervenciones por supuesto que no eran comparables, pero esos padres tenían que soportar su dolor y aguantar el tipo delante de los suyos..



Cuando oimos la llamada:-Los papás de Alexis!!!!, nos faltaban piernas para llegar a la puerta donde nos esperaba el Doctor Manu, como lo llama Alexis, nos dijo que todo había salido bien que el quiste no estaba pegado al hueso, que le habían hecho una incisión muy pequeña, que estaba todavía dormido pero que ya pronto se despertaría y podriamos verlo, su padre le preguntó donde estaba y una vez acabada la conversación con el cirujano, se coló por los pasillos y lo vió..., yo no fui capaz, me conformé con preguntarle si estaba bien...



A la segunda llamada, apereció mi pequeño, tumbado en una jaulita de cristal,, enganchado al suero y al verme rompió a llorar-¡Mamá, mamá...! ¡Qué dolor tan horrible en el corazón! Ya está mi niño ya no te vas a quedar más solito....Cuando por fin lo abracé...parecía que habían pasado mil años... Pobrecito mi niño, qué miedo tenía que haber pasado.


Medicamente todo progresó positivamente, no vomitó, la tensión estaba bien, no tuvo fiebre..., pero no volvió a estar contento hasta que le dimos su tetilla.


Por un momento pensé que se iba a tragar un pezón, madre mía que fuerza al succionar...,y estuvo enganchado yo no sé cuanto rato..., parecia que todo volvía a la normalidad.


Las otras mamás me miraban extrañadas, porque Alexis era el más mayor de todos y el único que tomaba teta. Los otros dos bebés estaban internados por problemas en el intestino, uno de 8-10 meses yel otro sobre 1 añito. Habían estado muy graves, les habían practicado una intervención bastante compleja, sus vidas habían estado en peligro, y ahora era bastante importante que tolerasen bien el alimento.

Yo mientras estaba en aquel butacón con Alexis en la teta, pensaba y no paraba de darle vueltas, de por qué a esos niños no les daban sus madres leche materna, el mejor alimento para un bebé y además enfermos del intestino..., en fin, pensaba al rato, a saber de sus historias..., tampoco era plan de preguntarle..., era un conflicto interno..., pero no podía evitar tener rabia, me invadió un radicalismo tetero... Y no podía evitar juzgarlas...

Pasada la tarde, empezamos a charlar, la madre del niño mayor era marroquí, y al hablar de la teta, me recordó a las generaciones de mi madre en el que el biberón era "la liberación de las madres", y la otra madre, yo creo que cuando ya no pudo aguantar más la curiosidad se levantó y se puso a mirar como Alexis seguía y seguía mamando y asombrada me dijo: -¿Pero tu todavía tienes leche??? Le expliqué que si y ya ella me contó que era su tercer hijo y que no tenía tiempo para dar la teta..., y mi enfado creció porque parecía que me estaba despreciando, como diciendome, si tuvieses tres hijos no podrias, o algo así, pero pasado un rato, sentí pena de esa madre porque mirando a Alexis mamar, parecían que sus palabras iban dirigidas a ella misma, tratando de autoconvencerse...

Yo siempre me sentido muy orgullosa de haber podido llegar hasta los 2 años dando el pecho, pero en momentos como ese, me di cuenta lo afortunada que soy, porque a parte de tanto empeño otras muchas circunstancias, el apoyo de su padre, su participación en las tareas de casa, y un grupo de mujeres y amigas donde poder apoyarme, han hecho que esto sea posible. Y si ,me sentí una madre y mujer muy dichosa...

La noche transcurria como cualquier noche en un hospital, a Alexis le quitaron la vía, mientras seguía mamando..., las tres madres estabamos tranquilas con nuestros niños, no sabiamos lo que se nos venía encima, una enfermera vino a avisarnos de que iba a venir otro bebé, las habitaciones eran de cuatro cunas.

De repente apareció una chica muy joven, con su niña en una cuna, y justo detrás un padre y un abuelo, que esos mismos instantes yo pensé que en cualquier momento iban a pegarle a esa madre que no reaccionó. Nunca en mi vida he oído tantos insultos y amenazas de muerte junta, los gritos hicieron que los niños se despertaran nerviosos, yo no podía creer lo que estaba pasando, en ningún momento apareció ningún sanitario, ni guardia de seguridad del hospital. Estaba atónita, lo único que llegué a pensar fue que no podía soportar esa situación toda la noche, pensé en pedir el alta voluntaria y volver por la mañana para que el cirujano viese a Alexis.

Entre gritos e insultos, nos enteramos de la historia, aquella bebita supuestamente había bebido lejía, y aquellos dos impresentables machistas y xenófogos, inculpaban a la madre por ser mujer y por no ser gitanas.

Cuando por fin se fueron, la madre seguía igual, estaba como hipnotizada, y en el silencio del hospital, entre pitidos de máquinas, entre cabezada y cabezada, volví a sentirme una mujer afortunada, por ser respetada y querida, por sentirme una mujer y madre libre..., pero por otra parte tan triste por saber de otras mujeres que no lo son, parece increible que pasen cosas así...

Cuando la mañana despertaba el cirujano pasó a ver a los peques, y nos dieron el alta.

Desayunamos y esperamos el informe, cuando Fernando apareció, traía un café caliente para mí, todo un detalle, y de nuevo di gracias por la vida que me tocó vivir.
Salimos del hospital, no sin antes darle las gracias a todo el personal que fue muy agradable y atento, desearle mejoría a los bebés compañeros de habitación.
Una vez más el refranero español con su :"cada casa es un Mundo", me hizo comprender lo dificil que sería cambiar el Mundo para que todos los niños y niñas vivieran felices y respetados.

No podía creerlo cuando el agua tibia acariciaba mi cuerpo y mi alma en la ducha de casa, parecía que habían pasado muchos meses fuera de nuestro Mundo, ese pisito pequeño,tantas veces en desorden aunque lleno de alegría, pero solo fueron 24 horas en el Hospital.

Frases de niños


Esta mañana, al despertarnos mi niño y yo, como siempre que podemos remoloneamos en la cama un ratito, me encanta.

Y como ya está hecho todo un charlatán, me ha regalado una conversación que a mi como su madre que soy pues la verdad, me ha encantado y me ha sacado una sonrisa, que nuncan vienen mal.

Al darme la vuelta, sin querer le he tirado del pelo, :-Ay, mi niño, perdona que te he tirado del pelo. Él ha asentido y ha dicho:"Pelo nene, y mamá mucho pelo". Y bueno para el que no me conozca es verdad que tengo unas greñas que ya quisiera el Rey León. Justo despues:-"Tata tambien mucho pelo" (mi hermana que tampoco se queda atrás aunque más corto)

La frase que ha derretido, que ya con dos añitos casi, empieza a piropear. :-"Mamá gusta pelo.Y tata tambien me gusta" Una madre que le explota el pellejo de que su niño, le diga cosas asi... -¿Si te gusta el pelo de mamá? Me ha hecho mucha ilusión, que mi niño me diga algo bonito.

Así, él digo yo que se habrá quedado pensando en pelo..., y al ratito me ha soltado:-"Tato pelo no" (Su tio que es calvo como una bola de billar) Y yo le he dicho:-No cielo el Tato, no tiene pelo, es calvo, se le ha caido. Y el remate ha sido:-"Tato dientes si"

Me he partido de risa, y tras 30 años de amaneceres que he tenido, no hay nada que me reconforte tanto que amanecer con una sonrisa provocada por las palabras y reflexiones del angelito de mi corazón.

Dedicado a todos los niñ@s que llenan nuestras vidas de palabras sabias y no menos divertidas.