A veces tardamos en sentir la calma en nuestros cuerpos, otras saltamos y hacemos el loco, nos reímos, a veces llegamos a enfadarnos, porque el cansancio apremia, a veces jugamos entre las sábanas, miramos un cuento, a veces cantamos....
Este ritual mágico, es cada noche distinto, a veces más dulce, otras más ácido, por esto es mágico, porque pese a todo, después de pasar noches de paz, noches en vela, noches amarga, otras peores, otras horribles, otras cansadas, otras divinas, otras en vilo, otras alegres..., siempre cuando la pequeña luz azul, me muestra los rostros de mis hombres, y nuestra gata a los pies de la cama o en su defecto encaramada en medio de la almohada, me hace tan dichosa poder mirarlos mientras duermen, sentir sus respiraciones entre la quietud de la noche y la radio de fondo. Y doy las gracias por tenerlos, porque sean mi familia, por poder observarlos, acariciarlos y besarlos mientras duermen. Porque me hacen tan feliz, también mientras duermen y yo los miro, les sonrío, los amo también mientras duermen.
Dedicado a tod@s los que disfrutan en las noches, lo que no les deja la luz del día.