Hilos de Amor.


He leído mi relato de parto hoy después de varios meses que lo escribí,pero reconozco que no lo había vuelto a leer.
Y lo he sentido lejano, como si el dolor de aquellos momentos se hubiese difuminado, y sobre todo la culpa que tanto tiempo me ha atormentado, de no haber sido capaz de darle a mi hijo un nacimiento natural, respetado...como el que soñaba.
Me ha costado más de dos años perdonarme, reconciliarme con mi cuerpo y volver a confiar en él, como lo hacía desde el embarazo.
Desde la cesárea, cada día he pensado en los motivos, he llorado mucho por mi, y también por mi hijo...he intentado compensar todo lo que me perdí de estar con él sus primeras horas de vida, he intentado sacar lo bueno: el aferrarme a seguir adelante con mi lactancia, el haber conocido a unas mujeres maravillosas, que me ayudaron, arroparon, me comprendieron, mujeres que quizá algún día ya no vea, pero que siempre llevaré en mi corazón y ya son parte de mi ser..


Pero pese a todo este trabajo conmigo misma, con mi propia esencia, hasta hace unos días,no había sido capaz de perdonarme, no había cosido la cicatriz de mi matriz con hilos de amor...

Fue en un Encuentro de Mujeres que hicimos, a manos de ya para mí y para siempre de Nuestra Maestra Uterina, Mónica.
Yo ya había empezado antes, haciendo las relajaciones en casa, pero en el Encuentro con otras mujeres,con la fuerza de Mónica envolviendo la sala y del resto de mujeres ,llenas de energía, cuando me descargué del dolor de alma, del desamor de las entrañas y fui capaz realmente de amar a mi útero y hacer las paces con la parte de mi que dio acogida a mi hijo durante casi 42 semanas. Y eso fue lo que hice, coserme con hilo de luz blanca, luz de paz y amor en la cicatriz de mi útero.

No sé si este día marcó tanto a las demás mujeres, para mí fue un día crucial en mi vida, como mujer y como madre, fue el día mágico que todo empezó a a cambiar...y quiero dar las gracias, a Dios o a quien sea, porque ese día llegó, por haberlo compartido con mujeres maravillosas y por poder llevar en mi pensamiento a otras mujeres que no estuvieron presentes.


Cicatrizar mis heridas con los hilos del amor, me han hecho ser feliz, me ha permitido poder tocar mi vientre donde el bisturí me dejó la más profunda de mis penas, poder ponerme boca abajo sin sentir tirantez en el alma y sobre todo amarme entera, sin dejar de lado mi matriz, mi esencia de mujer...

Creo que nunca antes, había sido consciente ,yo pensaba que mi único dolor de mujer era el de mi cesárea, de todo el dolor que llevaba dentro, dolor de muchas mujeres, que a la vez llevaban el dolor de otras, dolores antiguos, pasados, escondidos, humillados...que sin ser consciente llevamos dentro...y desde ese día estoy dispuesta a asumir y sacarlo fuera de mí.


Dedicado a todas las Mujeres que llevan el Poder en sus vientres.

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