Buceando en mi niñez.

Desde que he sido madre, es curioso que tengo mucho menos tiempo para hacer cosas que antes hacía, que me parecian tan imprescindibles y ahora ni me acuerdo...pero por otro lado tengo más tiempo o más necesidad, mejor dicho, de darle vueltas a las cosas, de retroceder en mi vida, de verme de niña, de revivir momentos ya casi olvidados y sobre todo de buscar por ques, conexiones... Como me dijo mi amiga Silvia,de comerme demasiado la cabeza, pero es que, la verdad me sienta tan bien.

Desde la entrada sobre mi abuela María, la idea de escribir y a la vez de homenajear a mi abuela Dora, me ronda por la cabeza, me andaba la idea pero no conseguía darle forma. Quizá era porque tengo tantos buenos recuerdos de ella... Sin embargo, hace ya varias noches, mientras nos duchabamos mi niño y yo, el sonido y la sensación del agua caliente de un cubo deslizandose por mi espalda, me hizo volver a mi niñez, cuando mi abuela me lavaba con un jarro..., parecía que estaba allí, en el pequeño cuarto de baño de su casa, que tambien era una tienda y adonde me encataba estar de niña.

Fue como si los cubos con los que nos bañabamos para economizar el agua, me adentrasen en mis sensaciones de pequeña, era como si estuviese viendo una película, el escenario era la tienda de mi abuela y las protagonistas, mi abuela, mis primos y yo ....cuando nos frotaba con un jabón que olía a gloria, y cuando le protestabamos porque el agua estaba muy caliente...

El mundo de las sensaciones seguía abierto, olía el puchero en la cocina, veía su teléfono negro colgado en la pared, la jaula dorada del pajarillo colgada en el salón, su cama ,sus ojos, sus manos..., y sobre todo su voz, su acento granaino y su olor de abuela, a jabón y talco, a limpio, a cariño...

Gracias abuela, por haberme dado tan buenos momentos.

También le doy las gracias a mi madre, por haber permitido que no perdiese el vínculo con mi familia paterna, porque todos estos recuerdos y sensaciones hoy no existirian.

Ella fue una mujer valiente y emprendedora de su época, su vida no tuvo que ser muy facil, enviudó muy joven, trabajó muy duro para sacar a sus hijos adelante, perdió una hija y despues un nieto pequeño. Pero pese a todo siempre fue una abuela ejemplar. De esas que disfrutaba de estar con todos sus nietos,de las que le decía a tu madre :dejalá conmigo, que siempre te comía a besos y te traía un regalo en tu día. También un poco de las antiguas que les hacía feliz verte comer hasta reventar y se le escapaba un grito cuando ya estabamos aborotando demasiado.
Cuando murió, yo aún era pequeña, no pude verla, ni despedirme, no recuerdo cuando la vi por última vez, ni su último beso..., pero si recuerdo la sensación tan extraña, cuando fui a la casa de mi tia y ella ya no estaba, la eché de menos, no podía comprender que ya no estuviese..., recuerdo que mi tia me acostó en su cuarto, todo estaba como ella lo había dejado, seguía oliendo todo a mi abuela, recuerdo que le "hablé", por si acaso se enfadaba porque yo estaba en su cama, tuve miedo, pero ahora recuerdo como un momento precioso el haber dormido con su olor...

Es verdad que el ser madre te cambia en muchas cosas, casi todas maravillosas, y hoy tambien quiero darle las gracias a mi hijo por ayudarme a bucear en mi niñez.

1 comentario:

  1. ¡Cuánta emoción y ternura en tus letras Luisa! Tienes la habilidad de trasladar a la escena a quienes te leen. Un beso cariño.

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